Batalla de Verdún.
La Batalla de Verdún fue la más larga de la Primera Guerra Mundial, y la segunda más sangrienta tras la Batalla del Somme. En ella se enfrentaron los ejércitos francés y alemán entre el 21 de febrero y el 19 de diciembre de 1916, alrededor de Verdún, en el nordeste de Francia. El resultado fue de un cuarto de millón de muertos y alrededor de medio millón de heridos entre ambos bandos.
La batalla se popularizó por el famoso «¡No pasarán!» dicho por el comandante francés Robert Nivelle.
En el terreno donde se llevaron a cabo los enfrentamientos se construyó un memorial donde reposan mezclados los restos de miles de soldados de los dos países que no pudieron ser identificados.
Antecedentes.
El territorio de Verdún fue desde siempre un lugar inexpugnable durante toda la historia, desde Atila hasta la Guerra Franco-prusiana. En 1914 era un lugar simbólico y estaba magníficamente fortificado y con apoyo de artillería.
Después de que los alemanes fracasaran en conseguir una victoria rápida sobre Francia, la lucha en el frente occidental se convirtió en una Guerra de trincheras.
En 1915 el comandante en jefe alemán Erich von Falkenhayn planeó un ataque a Francia, desoyendo los consejos de Hindenburg, que prefería terminar totalmente con el frente ruso y esperar a que Serbia fuera también definitivamente aplastada. El plan consistía en una guerra de desgaste contra las tropas francesas para conseguir el mayor número de bajas de soldados y de material.
La situación de los aliados era bastante preocupante, pues aunque habían frenado en diversas ocasiones a los Imperios Centrales, éstos se hallaban en disposición de lanzar un ataque masivo en Francia si lograban acabar con el frente oriental, y probablemente ese ataque sería definitivo. Mientras que los aliados planeaban un ataque conjunto de Francia, Gran Bretaña, Rusia e Italia a ambos lados del río Somme, el Estado Mayor alemán presentaba sus planes al káiser Guillermo II. El plan alemán se basaba en que el mayor enemigo era Inglaterra y su "mejor espada" era el ejército francés, por ello se veían obligados a desangrarlo.
La batalla.
La elección de Verdún fue decidida debido a que Verdún, dividida en dos por el río Mosa, era una antigua fortaleza que había sido considerada a lo largo de la historia de Francia como un paso vital para introducirse en el centro del país: era la más imponente de las construidas por Luis XIV, y había permitido a Joffre recobrarse en el Marne. Por todo esto, los franceses se verían obligados a defender la plaza con todas sus fuerzas. Además la plaza estaba muy debilitada debido a que gran parte de sus piezas de artillería habían sido desplazadas de sus fortalezas para la ofensiva de Champagne, las tropas se hallaban aletargadas y apenas había comunicaciones entre las fortalezas. Los alemanes habían reunido 140.000 hombres y unos 1.220 cañones de los mayores calibres para terminar de aniquilar este sector defensivo francés.
El ataque alemán se inició el 21 de febrero de 1916, con un retraso de varios días debido a las inclemencias meteorológicas. El 5.º Ejército alemán bombardeó con dos millones de bombas un terreno de 40 km durante dos días, causando unas 20.000 bajas a los franceses y conquistando una serie de aldeas en poco tiempo, lo que les permitió plantarse ante los fuertes que defendían la ciudad, siendo el más poderoso el más rápido en caer (Fort Douaumont), y controlando las líneas de suministro que llegaban desde el río Mosa. Los alemanes usaron lanzallamas contra las trincheras francesas. Este primer ataque duró hasta el 2 de marzo, y las pérdidas fueron considerables para ambos bandos.
Pese a estos exitosos avances alemanes, la defensa francesa, organizada ahora por Pétain, desarrolló un sistema de rotación de efectivos y armas, que unido a la superioridad aérea francesa y al uso de vehículos civiles para el abastecimiento por la única carretera que no había sido destruida, provocó que el avance frontal germano fuera imposible. Los alemanes entonces se dedicaron a atacar los flancos y se lanzaron hacia la colina de Le mort Homme y a la cota 304 el 6 de marzo, y el día 8 a Fort Vaux. En tres meses los alemanes capturaron Cumières y Chattancourt en el oeste de Verdún, y Fort Vaux en el este sobre el 2 de junio.
El temor a la derrota comenzaba a planear en ambos bandos debido a las incontables bajas que se estaban produciendo, y Pétain y el príncipe Guillermo comenzaron a ser desplazados por los más crueles Robert Georges Nivelle y Von Knobelsdorf.
El siguiente objetivo alemán fue Fort Souville. El 22 de junio bombardearon las defensas francesas con gas venenoso y al día siguiente atacaron con 60.000 hombres, ocupando la batería de Thiaumont y la villa de Fleury, pero fueron incapaces de tomar Souville, y la lucha se prolongó hasta el 6 de septiembre.
Inesperadamente, el avance germano tuvo que ser paralizado debido al ataque realizado por el general ruso Brusilov sobre los austríacos, que obligó a desplazar tres divisiones alemanas a la zona del ataque. La reanudación de la Batalla del Somme obligó a los alemanes a retirar algunas de sus piezas de artillería de Verdún para defenderse de la ofensiva anglo-francesa en el norte, justo en el momento en el que Pétain había solicitado a Joffre la retirada, y la moral francesa se encontraba por los suelos.
En otoño, los soldados alemanes estaban exhaustos, y el comandante en jefe Von Falkenhayn había sido reemplazado en favor de Paul von Hindenburg y por su co-comandante Erich Ludendorff.
Los franceses lanzaron una contraofensiva en octubre de 1916. Fort Douaumont fue bombardeada duramente y recuperada el 24 de octubre. El 2 de noviembre los alemanes perdieron Fort Vaux y se retiraron. La batalla terminó el 11 de diciembre cuando los franceses lograron que los alemanes retrocedieran a sus posiciones de febrero.
Consecuencias.
Los alemanes consiguieron más bajas del lado francés, a pesar de superar en número de soldados a los franceses y haberse retirado. Las bajas fueron espantosas en ambos bandos debido a nuevos tipos de armas, como el lanzallamas y el gas venenoso.
En ambas naciones quedó un sentimiento de abatimiento a causa del enorme esfuerzo humano y bélico realizado para no obtener casi nada a cambio.
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