Margaret Thatcher

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Primeros años y educación

Margaret Hilda Roberts nació en la localidad de Grantham en Lincolnshire, Inglaterra. Su padre era Alfred Roberts, un almacenero metodista que llegó a ser concejal de su pueblo. A pesar de provenir de una familia liberal, permaneció como independiente, pues tal era la costumbre en el gobierno local. Perdió su puesto de concejal en 1952, después de que el partido Laborista ganase su primera mayoría municipal en Grantham en 1950. Su madre fue Beatrice Roberts (cuyo apellido de soltera era Stephenson) y tuvo una hermana, Muriel (1921-2004). Thatcher fue criada como una devota metodista y ha permanecido cristiana durante toda su vida.[1]

Margaret Thatcher estudió en la escuela femenina Kesteven y posteriormente en la institución educativa de Somerville, ingresando en la Universidad de Oxford en 1944 para estudiar química. Se convirtió en presidenta de la Asociación Conservadora de la Universidad de Oxford en 1946, la tercera mujer en acceder al puesto. Se graduó con un grado de segunda clase y trabajó como investigadora química para British Xylonite y después para J. Lyons and Co., donde ayudó a desarrollar métodos para la conservación de helados. También fue miembro de la Asociación de Trabajadores Científicos.
Como líder de la oposición

El 19 de enero de 1976, Thatcher hizo un discurso en el ayuntamiento de Kensington en el cual hizo un feroz ataque a la Unión Soviética. La parte más famosa de su discurso dice:

«Los rusos están inclinados hacía la dominación del mundo, y están adquiriendo rápidamente los medios para convertirse en la nación imperial más poderosa que el mundo haya visto. Los hombres del Politburó soviético no tienen que preocuparse de los altibajos de la opinión pública. Ellos ponen las armas antes que la mantequilla, mientras que nosotros ponemos cualquier cosa antes que las pistolas.»

En respuesta, el diario del ministro de defensa soviético Krasnaya Zvezda (Estrella Roja) le dio el sobrenombre de la dama de hierro, el cual fue rápidamente publicitado por Radio Moscú. Thatcher se deleitó con el sobrenombre y pronto se convirtió en una asociación con su imagen de carácter inquebrantable y firme.
Margaret Thatcher como líder del Partido Conservador.

Thatcher nombró muchos de los seguidores de Heath al gabinete de la oposición, durante todas sus administraciones buscó tener un gabinete que reflejase el amplio rango de opiniones que había en el partido conservador. Esto fue verdaderamente cierto en el periodo entre 1976 y 1979 en el que ella ganó el liderazgo como una candidata segundona y tenía poco poder de base por ella misma dentro del partido. Thatcher tenía que actuar con cautela para convertir el partido conservador a sus creencias monetaristas. Se reservó el soporte de Heath para la devolución del gobierno para Escocia. En una entrevista en el programa World in Action en enero de 1978, ella dijo «la gente esta realmente preocupada por si este país puede ser inundado por gente con una cultura diferente», surgiendo una controversia particular en aquel tiempo.[3] Recibió 10.000 cartas de agradecimiento por sacar el tema y los conservadores ganaron a los laboristas en las encuestas de opinión, para ambos partidos el 43% antes del discurso un 48% para los conservadores y un 39% para los laboristas inmediatamente después.[4]

Durante las elecciones generales del año 1979, la mayoría de las encuestas de opinión mostraban que los votantes preferían a James Callaghan como Primer Ministro incluso cuando el partido conservador se mantenía como líder en las encuestas. El gobierno laborista tenía dificultades con las disputas industriales, huelgas, alto desempleo y el colapso de los servicios públicos durante el invierno del 1978-1979, apodó el invierno como «El invierno del malestar». Los conservadores usaron pósters durante la campaña con eslogans como Labour isn't working («El laborismo no está funcionando»; véase [4]) para atacar el récord del gobierno en materia de desempleo y su sobrerregulación del mercado laboral.

El gobierno laborista de James Callaghan cayó después de un exitosa moción de censura en verano de 1979, y en las elecciones generales de 1979 los conservadores ganaron por mayoría de 44 escaños en la Cámara de los Comunes, y Margaret Thatcher se convirtió en la primera mujer del Reino Unido en ser primera ministra. Al llegar al 10 de Downing Street, ella dijo una cita de San Francisco de Asís:

«Donde hay discordia, podemos traer armonía. Donde hay un error, podemos traer verdad. Donde hay duda, podemos traer fe. Y donde hay desesperación, podemos traer esperanza.»
Como Primera Ministra
[editar] 1979–1983

Thatcher se convirtió en la primera mujer en ser Primer Ministro el 4 de mayo de 1979, con la promesa de invertir el declive económico del Reino Unido y reducir el papel del Estado en la economía. Thatcher se mostraba muy crítica con las actuaciones contemporáneas de los funcionarios públicos que según su punto de vista habían provocado el declive económico del Reino Unido desde tiempos del Imperio Británico. Pretendía recuperar para el Reino Unido un nivel más alto de influencia y liderazgo en las relaciones internacionales. Por su ideología y modo de gobernar se la consideraba un alma gemela de Ronald Reagan, elegido en 1980 en Estados Unidos, y en menor grado de Brian Mulroney, elegido en 1984 en Canadá. Parecía que el conservadurismo podría ser durante un tiempo la doctrina política dominante en la mayoría de los países de habla inglesa en ese momento.

En mayo de 1980, un día antes de que se reuniera con el Taoiseach irlandés, Charles Haughey, para discutir sobre Irlanda del Norte, anunció en la Cámara de los Comunes que «el futuro de los asuntos constitucionales de Irlanda del Norte es cosa del pueblo norirlandés, su gobierno, su parlamento, y de nadie más».

En 1981, un número de prisioneros del IRA y el Ejército Nacional de Liberación Irlandés (INLA por sus siglas en inglés) en la prisión Maze de Irlanda del Norte, conocida en Irlanda como 'Long Kesh' (su nombre anterior), empezaron una huelga de hambre para recuperar el estatus de presos políticos, que les había sido revocado cinco años antes por el gobierno laborista. Bobby Sands, el primero de los huelguistas, fue elegido miembro del Parlamento Británico por la circunscripción de Fermanagh y Tyrone Sur pocas semanas antes de morir de inanición.
Nancy Reagan, Margaret Thatcher, Strom Thurmond y R. Reagan en 1981.

Thatcher al principio rechazó con contundencia devolver el estatus político a los prisioneros republicanos, declarando como bien se recuerda que «Un crimen es un crimen; no es política.» Sin embargo, después de que nueve hombres más murieran de hambre y la huelga finalizara, y frente al creciente enfado en ambas partes de la frontera y un malestar civil generalizado, algunos derechos relacionados al estatus político fueron restablecidos a los prisioneros paramilitares.

Thatcher también continuó la política de ulsterlización del anterior gobierno laborista y su secretario de Estado para Irlanda del Norte, Roy Mason, creyendo que el unionismo de Irlanda del Norte debería estar en la vanguardia para combatir el republicanismo irlandés.

Como monetarista, Thatcher comenzó su política económica incrementando los tipos de interés para frenar la crecida de provisiones de dinero y de este modo bajar la inflación. Tenía preferencia por los impuestos indirectos sobre el impuesto sobre la renta, y el IVA aumentó bruscamente hasta el 15%, realmente aumentando a corto plazo la inflación. Estas acciones dañaron a los negocios -- especialmente al sector manufacturero -- y el desempleo rápidamente rebasó la cifra de dos millones, doblando el número de parados del anterior gobierno laborista.

Comentaristas políticos recordaron al gobierno de Heath y especularon con que Thatcher acabaría igual, pero Thatcher repudió ese planteamiento en la conferencia del partido conservador de 1980 con un discurso.[5] Lo que ella dijo se confirmó en los presupuestos de 1981, cuando (a pesar de las preocupaciones hechas públicas de 364 economistas distinguidos), fueron incrementados los impuestos en una situación de recesión económica. En enero de 1982, la inflación bajó a un único dígito y el tanto por ciento de interés ya podía disminuir. El desempleo continuaba creciendo, alcanzando un valor de 3,6 millones. Sin embargo, Norman Tebbit había sugerido que, debido al gran número de personas que pedían un subsidio por desempleo mientras trabajaban, el desempleo nunca pasó de los tres millones.

En 1983, las exportaciones industriales habían bajado un 30% con respecto a 1978.

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