Cristianismo.

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El cristianismo es una religión monoteísta de origen semita que se basa en el reconocimiento de Jesús de Nazaret como su fundador y figura central. Sus seguidores creen que Jesús es el hijo de Dios, así como el Mesías (o Cristo) profetizado en el Antiguo Testamento, muriendo en redención de los pecados del género humano, y resucitando después su muerte.

Dentro de sus textos y escritos sagrados, comparte con el judaísmo el Tanaj, el cual constituye, junto con la Biblia Septuaginta (más antigua que el Tanaj), la base y la fuente para el Antiguo Testamento de las diferentes Biblias cristianas. Por este motivo es considerada una religión abrahámica junto al Judaísmo y al Islam.

Sus inicios datan del año 33[2] aproximadamente, cuando era considerada una secta judía al igual que otras creencias de la época.[3] Desde que el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio romano en el siglo IV, ha influido de manera significativa en la cultura occidental y en muchas otras culturas a través del mundo. En la actualidad posee más de 2.100 millones de fieles,[1] o cerca de un tercio de la población mundial, siendo la religión con más seguidores del mundo.

La palabra "cristianismo" proviene del griego χριστιανός, christianós, cristiano, la cual a su vez proviene del nombre propio Χριστός, Christós, Cristo, traducción del hebreo "Mesías" que significa "Ungido". El origen del término se indica en el libro de Hechos de los Apóstoles:
«Después de esto, Bernabé fue a Tarso a buscar a Saulo, y cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Allí estuvieron con la iglesia un año entero, enseñando a mucha gente. Fue en Antioquía donde por primera vez se les dio a los discípulos el nombre de cristianos»
Hechos 11:25-26

Creencias:
El criterio general para basar las creencias se encuentra en sus escritos sagrados, entre los que destaca la Biblia, siendo la única fuente doctrinal válida de muchas denominaciones, en particular las de corriente protestante.

Otra fuente doctrinal importante son los credos, aunque no poseen necesariamente la unicidad de criterios para su aceptación, ya que pueden ser aceptados total o parcialmente, o rechazados en su totalidad, dependiendo de la denominación. Algunas tradiciones cristianas, tales como los bautistas y las Iglesias de Cristo, aceptan estas creencias, pero no el credo mismo, debido a que los credos son considerados en estos grupos como no pertenecientes a las escrituras. Todo lo anterior sucede también con otros escritos aunque no poseen tanta aceptación como la Biblia.

Ya desde los primeros tiempos de difusión de las ideas de Cristo y de las diferentes escuelas que formaron los discípulos suyos al final de su vida y su ministerio históricos, biográficos y humanos,[5] surgieron diferencias muy significativas respecto del papel e importancia de Cristo, de su rol redentor, de su naturaleza, y de su posterior deificación, y de muy numerosas cuestiones doctrinales referentes a su predicación, ideas y enseñanzas, la selección de textos que pudieron haberlas descrito de forma más correcta —el Nuevo Testamento, los llamados Logia (dichos o palabras) de Jesús, o bien, los evangelios y escritos gnósticos y apócrifos—, y la interpretación —textual o contextual— de sus cuerpos de textos sagrados.

De hecho, de los doce que, según el testimonio de dos de los llamados Evangelios canónicos, habrían sido investidos como apóstoles de forma original, sólo cinco de ellos dejaron documentos que fueron admitidos en el Canon del Nuevo Testamento, el resto de los doce —incluyendo a Judas Iscariote—, y algunos de los cinco ya antes mencionados, pasaron a la historia como autores de documentos gnósticos, que, al paso de los siglos, dejaron de ser vistos como textos sagrados, llegando a ser tenidos por apócrifos.

Debe tenerse en cuenta que el nombre de cristianos ha sido compartido desde entonces, a través de los siglos, y no siempre de formas muy armónicas, por grupos numerosos de creyentes, cada cual, a su vez, llegó a desconocer como cristianos a grupos con posturas dogmáticas concretas distintas de las propias (de las de ese mismo grupo en especial). Dicho de otra forma, el nombre de cristianos es el nombre común de grupos tan distintos entre sí como los gnósticos, arrianos, cristianos ortodoxos adherentes al dogma calcedonio, cristianos ortodoxos divergentes del dogma calcedonio, católicos romanos, cátaros o albigenses, templarios y masones, angloepiscopalianos, grupos preprotestantes, protestantes y paraprotestantes de todas las tendencias, y otros tipos de grupos que reflejan posturas dogmáticas concretas bastante más disímiles.

A través de los siglos, todos estos distintos grupos confesionales, o al menos doctrinales, reivindican a Cristo como su Maestro, y no pocos de ellos como su Líder, Rey, Señor o Dios, y algunos, así mismo, como su Redentor o Salvador, acogiendo con gusto y proverbial cariño todas sus enseñanzas —o cuerpos doctrinales que en su nombre les fueron entregadas—, y dando testimonio de estos hechos de múltiples maneras, que incluyen el dejarse privar de la existencia antes que renegar de su adhesión a él.

Aunque existen enormes diferencias en las creencias de aquellos que se identifican como cristianos, aun así es posible plantear afirmaciones generales las que describen las creencias de una gran mayoría, entre las que destacan:
Cristo crucificado, de Diego Velázquez.

* Jesucristo es el Mesías (o Cristo) descrito en el Antiguo Testamento y el hijo de Dios. Las corrientes principales del cristianismo aseguran que es completamente Dios (o divino) y completamente humano: dos naturalezas en una persona.

* La Trinidad, esto es, que Dios es un ser único y eterno que existe como tres personas eternas, distintas e indivisibles: Padre, Hijo (Logos divino, encarnado en la persona de Jesucristo), y el Espíritu Santo.

* La salvación, mediante el perdón de los pecados y la victoria sobre la consecuencia del pecado, la muerte. Esta salvación es otorgada por la gracia de Dios y fue conseguida por Jesucristo en su crucifixión y su posterior resurrección, mediante la cual se obtiene la vida eterna. La rama teológica que estudia el como sucede esto se denomina soteriología.

* La ascensión de Jesucristo al cielo, la instauración del Reino de Dios o del señorío de Jesucristo y su Segunda Venida.

* La "Resurrección General", en la cual las personas que han vivido se levantarán de la muerte al final del tiempo, para ser juzgadas por Jesucristo.

Escrituras:
Existe dentro del cristianismo una agrupación de libros en lo que se conoce como Biblia, que contiene texto sagrado para su consideración y obediencia. Las distintas denominaciones cristianas varían en cuanto a la forma de traducción e interpretación de dichas escrituras.
Textos :
Virtualmente todas las iglesias cristianas aceptan la autoridad de la Biblia, lo cual incluye el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, si bien el canon bíblico, o libros que se incluyen, difieren entre las diferentes denominaciones, como es el caso del Antiguo Testamento.

Las distintas iglesias cristianas ortodoxas, así como distintas iglesias nestorianas y eutiquianas, y la iglesia católica, incluyen en sus Biblias otros libros llamados los deuterocanónicos, que las comunidades cristianas primitivas habían recibido en la Biblia Septuaginta, bastante más extensa que el Tanaj judío hebreo-arameo, de las comunidades israelitas de habla griega de todo el Mundo Clásico.

Debido a la ignorancia de algunos de los padres de la iglesia de esta transferencia cultural, la iglesia occidental mantuvo una postura bastante reservada hacia estos escritos, los deuterocanónicos, durante muchos Siglos. Durante la Reforma protestante del Siglo XVI, Lutero decidió que no eran inspirados, y retomó el Tanaj como su fundamento para el canon del Antiguo Testamento. En medio del debate suscitado, la iglesia occidental optó por recibirlos finalmente como parte del canon.

Las distintas iglesias cristianas ortodoxas, nestorianas de Oriente y eutiquianas de África, jamás participaron del debate: conocían más de cerca el origen de los libros, sabían perfectamente lo que habían recibido, y no necesitaron pronunciarse. El canon de sus Biblias es bastante más amplio que el canon de la iglesia latina occidental, e incluye el Salmo 151, la Oración de Manasés, el Libro III de Esdras y el Libro III de los Macabeos. (Además de éstos, el Libro IV de Esdras y el Libro IV de los Macabeos figuran, así mismo, en muchas importantes versiones y ediciones de la Biblia.)

Cada grupo cristiano suele llamar apócrifos a todos los escritos no incluidos en su versión del canon, si bien las diferentes confesiones dentro del cristianismo coinciden en el uso de este término para hacer referencia a los textos excluidos del canon de las Biblias cristianas ortodoxas. Solamente la iglesia latina, y algunos protestantes respetuosos, llaman deuterocanónicos a los libros católicos ausentes de las Biblias protestantes. Las iglesias de Oriente rechazan de manera terminante el uso occidental de distinguir los libros propios del canon amplio, de los protocanónicos comunes a todos los cristianos.

Algunos grupos cristianos también han generado escrituras adicionales y son consideradas como escritura "inspirada". Ejemplos muy conocidos incluyen el Libro de Mormón, que declara ser otro Testamento de Jesucristo, Doctrina y Convenios, y la Perla del Gran Precio empleados por los mormones; o las escrituras de la fundadora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy.

Otros, como los Testigos de Jehová, han producido sus propias traducciones de la Biblia en los que se asegura que son la única traducción totalmente confiable. Esta elevación de otras escrituras al mismo nivel de las escrituras aceptadas es la mayor causa de disputas entre estos grupos y las principales corrientes cristianas. Se podría esperar que los luteranos y los calvinistas considerasen las interpretaciones de Lutero y Calvino respectivamente con similar reverencia, pero no es así; de hecho la mayoría de los teólogos católicos y protestantes están de acuerdo que no son de ninguna forma "inspirados".

El grado de sacralidad de los textos bíblicos varía entre las distintas denominaciones. En el catolicismo y la iglesia ortodoxa, el texto suele ser considerado per se digno de algún grado de culto, y es llevado en procesión y colocado en altares o lugares dignificados. En el protestantismo, el texto carece de este tipo de valoración y sólo es tomado en cuenta, en forma independiente al libro físico, el contenido de las escrituras y su interpretación.

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